La expresión de una gota al
caer entre ramas,
valiente, vertiginosa, sin
escrúpulos.
Su reventar te recuerda
victoria,
quiere ser como una rueda
arrastrando vida.
La gota se encuentra a
kilómetros y, a la vez, está conmigo,
parece poseer alas en su
placer de encontrar libertad y virtud.
Nada dice que se quedará
para siempre,
su frenético comportamiento
da a revelar su misterio.
En un umbral rodeado de
candelabros estoy,
mi querida gota parece
disfrutar el resbalín de mis ojos.
Descendiendo va, usando mi
nariz como posadera
para finalmente terminar su
camino en mis pies.
¡No te vayas! Te deseo.
Anhelo tu pasión y frescura.
¡No te vayas! Quiero
admirarte,
detenerme un minuto a sentir
tu esencia.
¿Qué sabemos de amor? ¿Qué
sabemos de mantener calor?
¡Desearía que lo superficial
fuera complejo!
Sólo sabemos transportar
nuestros huesos a un lugar llamado hogar.
Sólo sabemos hacer de
nuestras palabras un mar de destrucción.
Luciérnagas parecen alumbrar
mis sueños,
veo a mi delicada gota en un
resplandeciente lugar.
Mi escalón purpura aparecía
de nuevo,
al igual en que en mis mas
afiebradas fantasías.
Ese escalón transportaba a
mi gota,
la transportaba a una mayor
magnificencia.
Escalón purpura y gota
unidos,
cantando la sinfonía de los
colores fulminantes.
Gota, renaces de nuevo en mi
vida,
te refriegas con la
fragancia del viento.
¡Ahí estás! En ese espacio
donde se confunde liviano y denso.
En ese lugar donde se cree
vivir de emociones temporales.
¡No te fugues! No deseo un
momento efímero,
aún cuando seas intangible a
mis manos.
Te veo centellear en ese
frenesí que te provoca la vida,
te veo sonreír con tu
inocente mirada.
Espíritus jóvenes se
atraviesan en la transversa ruta,
pasean díscolos ante lo que
parece una simetría perfecta.
Ellos no poseen tu
experiencia, mi gota
tú no lo puede contar lo que
hay detrás de las hojas.
Contemplo la línea infinita
que traza el océano,
el rugir de las olas es la
más dulce canción.
Gota traviesa mira por donde
naufragas,
cada movimiento es más bello
que una mariposa al batir sus alas.
Al igual que un juego de
niños,
tu inocencia y fragilidad
son tu mayor defecto.
Posees un lenguaje
ensordecedor,
y tu silencio se asimila a
un estruendo.
Sigues deslizándote en la
llanura de los cerros,
bajas sola y sigilosa porque
el sol no es tu aliado.
Tu travesía te lleva a
frondosos bosques,
donde paseas jubilosa
vistiendo a las flores.
Si te escondes querida gota,
romperás mi corazón,
Prefiero verte girando con
locura y simplicidad.
Giras y giras entre cielo y
mar,
Tu viveza es mi sustento y
mi consuelo tu sinceridad.
Como una nube vas,
danzándole al viento.
No te retractes de tu viaje,
sin principio y de final
abierto,
sin retorno ni
arrepentimientos.