Era tan frágil como la tela que con cuidado construye la araña, resistente para que se pueda mover en ella y para que caigan engañadas las presas pero que con un simple dedo se puede destruir. Frágil como una burbuja de agua que puede atravesar por un río, el lago o hasta el aire pero que también con un simple dedo se puede destruir. Tan frágil que quieres guardarlo de todo peligro, quieres protegerlo con lo mejor que tienes, quieres incluso olvidar lo frágil que es porque quizás así puedes estar más confiado. Pero siguió siendo frágil, y todo lo frágil si no se cuida se rompe. Y esto se rompió.
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