3 de noviembre de 2015



Todavía logro imaginarme esta escena:
la estufa a leña encendida, él tocando el piano de nuestro comedor. Mientras tanto yo estaría leyendo un libro en el sofá, en el punto preciso y perfecto que me separa a la misma distancia del calor del fuego y de la melodía que entonan sus dedos.