Las peores lagrimas que pueden hacer camino en tu rostro son las que son causadas por la frustración. Éstas son las que mas duelen porque son las que dependen de ti, está en tus manos hacer las cosas bien o no, por lo que el hecho de arruinarlas hace que se desmorone el castillo hecho de cartas con un simple soplido. Es difícil retomar la confianza y hacer un borrón y cuenta nueva. Mirar hacia arriba luego de la caída es la única opción a pesar de que el sol pueda causar daños en los ojos. Caminar, retomar el camino y aprender de los errores es lo que nos queda para no hundirnos más en un pozo que puede no tener fin. Darle vueltas al asunto no va a cambiar las cosas. De nuevo, la responsabilidad estará en tus manos pero con la esperanza de no fallar esta vez.
