Mientras viajaba camino a casa pasamos por fuera de un lugar que tenía colgada una jaula de canarios al lado de su puerta. Tomó mi atención porque me hizo pensar que finalmente todos somos una especie de aves de distintos tipos ¿Por qué? Tenemos la capacidad de volar (quizás no literalmente hablando), de hacer lo que mueve nuestro corazón, de ir con nuestra mente a lugares donde físicamente nunca hemos estado presentes, de imaginar y dar los pasos iniciales que conlleva el vuelo, de alcanzar todo lo que nos proponemos abriendo nuestras alas y VOLANDO hasta ahí. Lamentablemente muchos tienen las alas heridas y duele emprender el vuelo o simplemente se torna imposible. Algunos tienen las plumas cortadas y el vuelo que pueden emprender no va más allá que un par de pasos y parece insensato seguir ilusionándose por más. Otros creen que el tiempo de volar ya ha pasado y se conforman con quedarse donde parece seguro por miedo a perder la estabilidad que se siente poner los pies sobre la tierra firme. Los mas desafortunados, como los canarios que observé, están encerrados, viendose limitados a lo que las rejas le muestran. La buena noticia para todos es que: las heridas se pueden curar. Las plumas vuelven a crecer y la potencialidad sigue estando ahí, intacta, sólo es necesario practicar y atreverse a hacerlo una vez más. Nunca es demasiado tarde para llegar, quizás algunas cosas solo requerían un poco mas de tiempo para de esta forma disfrutar mas al momento de estar ahí. Y las jaulas siempre tienen una puerta de entrada por lo que también la misma puerta debe servir de salida.
