Una noche de copiosa lluvia ... quizás no debería llamarla así, quizás debería decirle compañera. Una grata compañía se transforma el reventar de las gotas en el pavimento. Cada gota carga una sinfonía única al caer, el maestro de la orquesta ya le encomendó la misión y a ellas solo les resta cumplirla.
Si nos detenemos a observar esta inesperada lluvia de verano, puedo percatar las siguientes cosas: es mas fuerte de lo que parece, se ve frágil ante los ojos al ser tan transparente y delicada que se deshace a cada toque. Sin embargo es traicionera a los desamparados, su sola presencia puede cambiar los planes de muchos y romper la ilusión de varios.
En mi caso, su presencia es placentera. Me gusta como toma dominio del lugar y la forma en que danza con el viento mientras le da besos al camino que va recorriendo. Es una amante sin dueño, poseedora de su tiempo, arriba sin ser invitada y no se va aunque por las personas que no aprecian su hermosura pueda llegar a ser muy odiada.